BLOGTOUR | 'Una estrella en mi jardín' de W. Davies

viernes, 20 de febrero de 2015

¡Hola a todos! Hoy vengo a poneros los dientes largos con una próxima novedad que sé que os va a encantar: Una estrella en mi jardín de W. Davies. Seguro que a muchos de vosotros os suena el nombre de la autora -en este caso autoras, ya que son dos las cabecitas pensantes que se esconden tras ese pseudónimo- debido a que el año pasado publicaron Recuerda que me quieres, un retelling de Peter Pan que yo amé y adoré a más no poder. Bien, pues dentro de unas semanas saldrá a la venta Una estrella en mi jardín, que, en esta ocasión, versionará la mundialmente conocida obra de Alicia en el País de las maravillas.

La editorial Kiwi ha organizado un Blogtour entre algunos blogs, los cuales durante esta semana estamos publicando un montón de información referente al libro y también diferentes fragmentos de la portada que serán muy importantes para una sorpresita de la que os hablaré al final de esta entrada. Por el momento os dejo con las diferentes paradas:

Lunes día 16: Alas de papel 
Martes día 17: Divagando entre líneas 
Miércoles día 18: Perdidas entre páginas 
Jueves día 19: Bubbles of books 
Viernes día 20: Butterfly Kisses
Sábado día 21: Arte literario


No sé vosotros pero yo estoy deseando leerlo y para ir abriendo boca -y gracias a la editorial Kiwi- vamos a poder disfrutar de un divertido y alocado fragmento de la novela que os dejo a continuación:

Sin pensarlo, pegó la oreja a la puerta y pudo oírla respirar. Una respiración acelerada. Tan clara como la puerta de madera oscura que los separaba, como el suelo que se cernía bajo sus pies. Y esa certeza le hizo soltar una risotada que nació de la incredulidad y que no tardó en convertirse en indignación.
—¡Estás ahí! ¡Puedo escucharte! —dijo casi a gritos, atónito por el recibimiento—. ¿No te han dicho nunca que es de mala educación ignorar a una persona? —preguntó, sin esperar respuesta—. Pues lo es. ¡Eres una maleducada! —Tocó de nuevo al timbre para dar más énfasis a su afirmación—. Qué digo maleducada, ¡una grosera! Y estás loca, ¿me oyes? ¡LO-CA! —enfatizó cada sílaba casi escupiendo la palabra—. Y encima me espías, ¿crees que no te veo por la ventana? ¡Habría que estar ciego para no verte! —Se apartó de la puerta y la miró como si descargara toda la ira con ella, como si la pobre puerta tuviera la culpa de su mal humor—. ¡Atrévete a hacerme otra foto ahora, venga! ¡Cobarde!
Y justo en ese momento la puerta se abrió de par en par. Pero no era ella quien estaba al otro lado, sino un señor mayor de porte elegante, que miraba a Charlie con expresión austera a pesar de que todo en él dejaba a las claras que era un hombre afable. Retrocedió instintivamente, azorado; la determinación y el envalentonamiento que segundos antes lo habían dominado cayeron en picado en el tiempo que se tarda en emitir un leve suspiro.
—¿Se puede saber por qué chilla delante de mi casa, jovencito? —dijo el hombre con voz solemne. Charlie abrió los labios y volvió a cerrarlos al ver que no sabía qué contestar a eso—. ¿Cree que esa es manera de venir a una casa ajena, dando gritos y llamando el timbre de manera insistente? ¿Qué tipo de educación ha recibido?
«Una mejor que la de su nieta, eso seguro» pensó Charlie; aunque, por supuesto, prefirió guardarse el comentario para sí mismo.
—Lo siento, yo… —balbució—, soy el vecino.
—¿Qué vecino?
—El nuevo vecino —contestó Charlie con expresión de aturdimiento.
—Gracias por la aclaración —dijo el hombre mientras se recolocaba la chaqueta, y por el tono que empleó se preguntó si se estaría burlando de él—. ¿Cómo se llama? — Volvió a usar ese tono autoritario que a Charlie le resultaba tan irritante, y se sorprendió de que continuara tratándole de usted.
—Charlie, señor…
—Señor White para usted. —El hombre enarcó las cejas y sus ojos brillaron con algo que Charlie no pudo descifrar. Se llevó una mano al pecho y zarandeó las gafas metálicas y redondeadas que le colgaban de una cadena—. Así que Charlie, el nuevo vecino. —Emitió un sonido agudo, como si estuviera cavilando sobre algo importante—. Le diré una cosa. No debe llamar a la puerta a menos que haya sido invitado. Bajo ningún concepto. ¿Me ha entendido? —El señor White dio un paso hacia él y le miró de arriba a abajo—. Nunca se sabe lo que puede uno encontrar al otro lado —continuó el hombre—, ni si estamos o no en condiciones de abrirle. —Charlie quiso decirle que esa era la «sorpresa» de llamar a la puerta, que nunca sabías lo que había al otro lado. Pero tampoco consideró oportuno decir nada—. ¿Me está escuchando? —le preguntó al darse cuenta de que tenía la cabeza en otra parte.
—Sí, señor —respondió él. Solo quería terminar la conversación de una vez y volver a su casa. La locura pasajera que había tenido respecto a su vecina había terminado abruptamente para él. No tenía ningún sentido perder el tiempo por un dibujo, Charlie tenía cosas mejores en las que pensar. Como su nuevo proyecto, su nueva vida o la cena que iba a organizar para sus amigos.
El señor White continuaba divagando sin parar, pero Charlie había dejado de prestarle atención y se limitaba a asentir con la cabeza.
—… haga caso de lo que le digo y puede que un día le invite a tomar el té — comentó el hombre como si le estuviera haciendo un favor, y eso despertó el interés repentino de Charlie.
Arrugó el ceño y aterrizó de nuevo en la conversación, mirando detenidamente a su vecino. Como si él fuera a aceptar una invitación como esa. Ni en sueños. Jamás volvería a tocar esa puerta, y si podía evitar hablar con ellos mejor que mejor. Pero obviamente, se equivocaba, como tantas veces lo haría en adelante.
—¿Sabe jugar al ajedrez? —preguntó el señor White de repente, mirándolo interesado. Tenía los ojos de un azul más apagado que los de su nieta.
—Claro que sé. —A Charlie se le escapó una risotada burlona que el señor ignoró o pasó por alto.
—Estupendo. —Elevó los labios finos en una especie de sonrisa—. Tal vez le invite entonces a jugar, si de veras se ve capaz de enfrentarse a un rival experimentado como yo. —Carraspeó y frunció el entrecejo, como si de repente hubiese recordado algo importante—. ¿Me va a decir ya qué hacía en la puerta de mi casa? ¿Y por qué gritaba tanto? —Elevó el tono y Charlie volvió a prestarle atención.
Decidió ser sincero.
—Su nieta estaba detrás de la puerta.
—¿Ah, sí? ¿Y cómo lo sabe?
—La escuché y la vi por la ventana.
En la cara del hombre se dibujó una mueca de horror.
—¿Estaba espiando a mi nieta?
—¡Por supuesto que no! —replicó Charlie con el rostro encendido—. Solo es que anoche creo que la asusté y salió corriendo, y solo venía a saber si estaba bien.
El comentario hizo que el rostro del señor White se endureciera.
—Así que usted fue la razón de que empeorara —murmuró más para sí mismo que para Charlie.
—¿Qué? —Charlie no daba crédito. ¿De qué hablaba?
—¿Sabe que podría denunciarle por espiar a mi nieta? Podría ir a la cárcel.
—¡No he hecho nada! —protestó—. Estaba sentada en mi sofá y yo salía de mi casa y al verme echó a correr —aclaró de un tirón—. No tengo la culpa de que su nieta sea tan… susceptible.
—¿Sentada en su sofá cuando salía de su casa? En todo caso, querrá decir cuando entró en su casa. ¿Está acusando a mi nieta de haberse colado en su casa?
Charlie lo miró de hito en hito.
—¡El sofá lleva desde ayer por la mañana fuera de la casa! —Resopló—. Por el amor de Dios, debe haberlo visto.
—Yo no veo nada. Los hombres decentes nunca ven nada —dijo el hombre.
—Pero si se ve desde aquí —replicó Charlie, dando un paso hacia atrás y señalando hacia su casa. Estaba más que dispuesto a cerrarle la boca—. Salga unos pasos y podrá verlo —insistió.
El señor White se rascó la barbilla, como si estuviera tomando una decisión, y consultó la hora en su reloj de bolsillo. Entonces su expresión cambió, alzó las cejas y abrió los ojos desmesuradamente.
—¡Pero qué tarde es! —bramó casi a gritos—. Por su culpa voy a llegar tarde.
—¿Por mi culpa? Pero si ha sido usted el que me ha… —El hombre no le dejó terminar y le cerró la puerta en las narices, desapareciendo en el interior de la casa, dejando a Charlie aún más estupefacto.
No sabríamos deciros cuánto tiempo permaneció allí plantado, delante de la puerta, con el eco del portazo aún resonando en sus oídos. Cuando hubo asimilado la situación, llegó a la conclusión de que había cubierto su cupo de gente extraña por una eternidad. Pero no se lo tengáis en cuenta, así de iluso era Charlie de vez en cuando. Por el contrario, él no era de los que se enfadaban por cualquier cosa, incluso debía admitir que la situación había sido bastante cómica a pesar del bochorno que había pasado. La constatación de ese hecho le hizo sonreír, y la sonrisa pasó a ser una sonora carcajada que continuó hasta llegar a su casa e incluso minutos después de haber vuelto a posicionarse frente a su escritorio. Cogió el último dibujo que había hecho de su vecina y lo tiró a la papelera, junto al resto.
Era hora de ponerse de nuevo manos a la obra.


Y por último, como ya os avisaba al principio de la entrada, la editorial va a sortear un ejemplar de la novela junto con unas postales ilustradas muy monosas entre todos aquellos que recopiléis todos los trozos de las portadas que se publiquen en los diferentes blogs que participamos en el blogtour -la lista de blogs y fechas está al principio- unáis todos esos fragmentos y subáis la imagen resultante a vuestro muro de facebook etiquetando a Ediciones Kiwi en ella. Fácil, ¿verdad? Yo por mi parte aquí os dejo el fragmento que me correspondía:




Y ahora es vuestro turno de contarme lo que queráis, ¿tenéis ganas de leer la novela? ¿Creéis que la portada va a ser aún más bonita que la primera? ¿Qué os pareció el fragmento que puse? ¿No os recuerda a alguien el excéntrico Señor White? ¡Nos leemos en los comentarios! 

11 comentarios:

  1. Que buena pinta tiene este libro =) a ver si tengo suerte en el concurso.

    Besos

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  2. Los dientes largos es decir poco!!!!
    Besotes

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  3. A pesar de que no he leído el otro libro (muy mal, por mi parte, pero cuando acabe los exámenes me haré con él y lo devoraré), tengo muchas ganas de que se publique este libro. Me llama mucho la atención, porque Alicia en el País de las Maravillas es uno de mis favoritos, y me encanta todo lo relacionado con esa historia, así que estoy ansiosa por poder disfrutar de este libro.
    Participaré en el sorteo, por supuesto, que por participar no se pierde nada.
    ¡Un besito Vir!

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  4. Tiene buena pinta, aún no he leído el otro libro de las autoras pero me apetece :D

    Un beso ^^

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  5. Oh, quiero leerla ! No sabía que la autora iba a sacar una novela nueva y la verdad es que me intriga muchisimo ! :B
    bEsos !

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  6. Quiero Recuerda que me quieres y este *O* Participaré en el concurso, a ver si hay suerte.
    ¡Un besote, guapa!

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  7. Que ganas tengo de leerlo! Recuerda que me quieres me fascinó.
    Un beso.

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  8. La verdad es que tiene buena pinta, además, por los fragmentos que habéis ido subiendo, la portada es muy boniiita.

    Un besito, preciosaaaa ♥

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  9. ¡Hola guapa!
    Me muero de ganas pro leerlo *W*
    Besitos<3

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  10. No he leído nada de las autoras, haber que tal las reseñas cuando salga.
    besicos :D

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